Desde el punto de vista geográfico, Roma está rodeada por colinas que circundan llanuras fértiles que llegan hasta el mar Tirreno, por donde pasan los ríos “Tevere” y “Aniene”.
La zona al sureste de Roma, donde está situada Tor Vergata, se eleva gradualmente hacia el complejo de orígen volcánico de los montes albanos, de donde nacen pequeños afluentes que desembocan en el “Aniene”. Es una situación ideal para el asentamiento del hombre.
La Superintendencia Arqueológica de Roma ha encontrado en la zona de Tor Vergata 81 instrumentos en sílex y restos de fauna, sobre todo équidos, quizás el “idruntino”, y “bos primigenius”(el uro), que se remontan al Paleolítico Superior (40.000-8.000 a.d.C.).
En aquel período, el hombre vivía en cuevas o cabañas, conocía el fuego y enterraba a sus muertos.
Otros hallazgos (fragmentos de cerámicas con decoraciones a bandas de segmentos dentelladas sin margen, y a bandas de segmentos incisas a zig zag ), que se remontan al Neolítico (7.000-4.000 a.d.C.), descubiertos, tambièn, por la Superintendencia Arqueológica de Roma. Los ejemplares de Tor Vergata se caracterizan por la presencia de una serie de incisiones foliadas paralela al margen del motivo inciso.
Respecto a la cercana Etruria, el área de Tor Vergata pasa a la historia con una densidad de población y continuidad de vida, gracias a su situación geográfica: una llanura a los pies de los montes albanos, cruzada por arroyos, que permitieron en los siglos la explotación agrícola, y favorecida por la proximidad de dos grandes vías de comunicación: el “Tevere” y el “Aniene”